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MARCHAS Y CONTRAMARCHAS DE SAGASTI

Publicado: 2020-12-09

Escribe: Gretell Rebaza Araujo

La crisis institucional de la Policía Nacional, continua siendo una situación muy complicada para el Gobierno del Presidente Sagasti, que hasta el momento no logra resolver, con marchas y contramarchas en las decisiones tomadas, que le están pasado factura, mostrando a un Gobierno frágil, pues en tan sólo tres semanas, ha tenido tres ministros del Interior y el malestar continúa.

Los problemas estructurales de la institución policial existen a lo largo de los años; una reforma integral de la Policía se hace necesario desde hace tiempo; sin embargo los intentos por hacerla en distintos gobiernos, no prosperaron por la resistencia de los grupos de poder que manejan la policía y que siempre se han impuesto; ¿ésta vez será lo mismo? No lo sabemos, lo cierto es que la decisión del Presidente Sagasti de remover el alto mando de la policía, con el pase al retiro de tres Tenientes Generales y 15 Generales, a consecuencia de la brutal represión policial ejercida durante las protestas ciudadanas contra el golpista Gobierno de Manuel Merino; fue un duro golpe para la cúpula policial, la noticia no fue bien recibida; a esto se sumó que Sagasti decidió nombrar a Gerentes civiles de Servir, para manejar los recurso de la PNP, por los hechos de corrupción ocurridos durante la pandemia, que alcanzó a los altos mandos policiales, además el nombramiento de una Comisión especial para sentar las bases de una reforma policial, para el fortalecimiento y modernización de la institución. Sagasti en su defensa afirmó que la medida fue constitucional y tomada en ejercicio de sus facultades como Jefe Supremo de la Policía Nacional. Sin embargo el enfrentamiento contra el Ejecutivo empezó desde el poder policial y político.

A los altos mandos policiales destituidos, sumaron su apoyo los Generales en retiro “institucionalistas”, grupos de derecha, así como los congresistas de la mayoría de fuerzas políticas que vacaron a Vizcarra; luego vino una campaña en contra del nombramiento del entonces Ministro del Interior Raúl Vargas al que se le acusaba de ser el “ideólogo” de la medida; por lo que exigían su remoción; Sagasti lo defendió ”eso está descartado. No tenemos tiempo para experimentos, el Ministro del Interior tiene toda mi confianza”, pero al tercer día de ello, en el Congreso un pedido de interpelación pesaba sobre Vargas antes del voto de confianza, al parecer esto, le costó la cabeza al titular del Interior. La decisión de reemplazar a Vargas fue un retroceso del Gobierno de Sagasti, quién no salió a dar explicaciones al respecto, pero fue una clara muestra de debilidad, porque la decisión tomada no fue sólo de Vargas, sino del Gobierno en su conjunto. Una marcha atrás ante la presión de sus opositores, quienes ésta vez, lo habían doblegado.

Lo que vino después fue el peor error de Sagasti, nombrar a Clúber Aliaga, como titular del Interior; un expolícia en retiro y postulante al Congreso por la lista de Contigo, cuya posición sobre las marchas era totalmente contraria a la postura del gobierno, así lo demostró en su presentación ante el Parlamento, donde no sólo justificó la violencia policial, sino hasta aseveró que las marchas no fueron pacíficas, que los jóvenes incitaron la violencia y eran los responsables; criticó la gestión de su antecesor, además planteó revisaría la destitución de los generales, causando gran sorpresa general, más parecía un ministro de Merino, que había ido a defenderlo. No se entiende por todas éstas razones, porque se optó por nombrar a alguien como Aliaga, contario a lo que buscaba el Gobierno, como identificar a los responsables de los hechos ocurridos por la represión policial, que no queden impunes las muertes de Inti y Bryan, etc. Según lo manifestado por la Primera Ministra Bermúdez, fue ella quien propuso a Aliaga, sin embargo deja muchos interrogantes ¿cómo pasó el filtro de Sagasti? ¿Conocía Bermúdez la posición de Aliaga?, cuando se supone era lo primero que debería tener bien en claro, ¿fue improvisación?, ¿no había otros cuadros?, ¿ingenuidad?. Lo cierto es que deja entrever muchas dudas al respecto y esto supone un serio problema..

Al final se le solicitó la renuncia a Aliaga, un tiempo perdido innecesariamente, mientras no se acelera hasta ahora las investigaciones y no se resuelve el problema. Al parecer buscando rectificarse. Sagastí, nombró a su tercer Ministro del Interior José Elice Navarro, a un hombre de su confianza y militante del Partido Morado, que ejercía hasta entonces la Secretaría General de Palacio, cuya primera acción ha sido reunirse con los deudos de Inti y Bryan, y otros jóvenes que participaron en las marchas, donde les ofreció que las muertes no quedaran impunes y que se hará justicia, esperamos así sea, como también que el compromiso anunciado “sentar las bases para una reforma policial, para el fortalecimiento y modernización de la institución“, no sea letra muerta, una institución deslegitimada y tan compleja como la PNP lo necesita. Por ello debe existir la firme decisión del Gobierno del Presidente Sagasti de sostenerla hasta el final, su llamativa declaración “A mí no me tiembla mano ni cuando escribo, ni cuando acaricio, ni cuando golpeo”, al parecer aún no la pone en práctica; en este escenario de marchas y contramarchas que se debe enmendar cuánto antes.


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VISIÓN CIUDADANA

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