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LA LEY DE LA USURA Y LA DEMANDA

 El economista, Joseph Stiglitz: “Si los bancos no prestan, los Estados deberían crear sus propios bancos para hacerlo”, sobre todo si nueve de cada diez soles prestados, no pertenecen a los bancos sino a los mismos los ahorristas.

Publicado: 2021-02-23

Escribe: Efrén Gamarra Soles

“Aparte del narcotráfico, qué duda cabe, el mejor negocio existente en el planeta es el tener un banco”, sostiene el premio Nóbel de economía, Joseph Stiglitz, quien puntualiza el ventajismo con que trabajan los bancos, tanto nacionales como internacionales, con una codicia digna de mejor causa.

Al amparo de la Constitución de la República de 1993, promulgada por el japonés presidente del Perú de ese entonces, el Banco Central de Reserva (BCR), ha abandonado una de sus funciones para lo cual fue creado que es la regulación del crédito del sistema financiero, de fijar los topes máximos de intereses bancarios por los créditos ofertados, dejando que los mismos sean fijados por la oferta y la demanda. En otras palabras, el BCR, como Pilatos, se ha lavado las manos dejando flotar las tasas de interés, en desmedro de los prestatarios, hasta llegar a extremos de angurria leonina bancaria, denunciados pero jamás sancionados, gracias al paraguas constitucional que salvaguarda al sistema bancario.

Para satisfacción de la gran mayoría de peruanos endeudados y aplastados por la banca, hace algo más de un mes el pleno Congreso de la República aprobó la Ley que fijaba los topes de los intereses bancarios, la misma que fue remitida al ejecutivo para su promulgación por el presidente Sagasti, pero el primer mandatario resolvió observar esta ley por considerar que colisionaba con la Constitución, y la devolvió al Congreso.

Ni corta ni perezosa, la Asociación de Bancos (ASBANC), ha emprendido una agresiva campaña mediática para convencer a la colectividad nacional de lo beneficioso que es ser exprimido por las criminales tasas de interés fijadas por sus asociados, y han ensayado a asustar incautos con el fantasma del Usurero Informal, que los exprimirá más que el usurero formal, que está haciendo votos para ascender a los altares de la avaricia pura.

El día de ayer la Comisión de Defensa del Consumidor del Congreso, ha resuelto por unanimidad, insistir en que esta ley sea promulgada, quedando en manos del pleno congresal promulgarla por insistencia. Cuando esto ocurra, y sin duda va a ocurrir, el ejecutivo apelará la inconstitucionalidad de la misma ante el Tribunal Constitucional, para que todo siga igual.

En tiempos electorales, todo vale.

Fieles a este razonamiento, nuestros congresistas, a pesar que saben que la ley que aprueben por insistencia transgredirá los parámetros constitucionales y será declarada inconstitucional por el Tribunal Constitucional, la promulgarán por insistencia, porque lo que les interesa son los votos de los cándidos electores, quienes, parapetados en su ignorancia, se dejan seducir por los cantos de sirena congresales.

Si fueran serios y consecuentes, los actuales congresistas, hace rato deberían haber planteado la necesidad de un cambio constitucional, pues la Constitución fujimorista vigente es la madre de todos los males habidos y por haber, como las tasas leoninas de intereses fijadas al libre albedrío de la angurria usurera bancaria.

No está terminar este artículo recordando la recomendación del gran economista norteamericano, el viejo Joseph Stiglitz: “Si los bancos no prestan, los Estados deberían crear sus propios bancos para hacerlo”, sobre todo si nueve de cada diez soles prestados, no pertenecen a los bancos sino a los mismos los ahorristas.


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VISIÓN CIUDADANA

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