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LAGARTOS Y CAMALEONES

Como no podía ser de otra manera, varios candidatos presidenciales se esfuerzan por mimetizarse tras sus propias mentiras, culpando al Lagarto de las mismas.Después de todo, para eso sirven las campañas electorales. ¡Para mentir!

Publicado: 2021-02-26


LAGARTOS Y CAMALEONES

Escribe: Efrén Gamarra Soles

En el reino del Lagarto la mentira se hizo verdad al influjo de su camaleónico poder, cual insondable agujero negro sideral devorador de conciencias, más peligroso que todas las mutaciones del Covid 19 habidas y por haber.

En sincera competencia con Pinocho, el muñeco mentiroso de la fábula, el Lagarto se propuso romper los récords que tres décadas atrás impusieran Kenya Fujimori y su inefable asesor Vladimiro Montesinos, ─mentirosos por naturaleza─, en el país de la impunidad absoluta, en medio de diarios chicha, programas basura y el florecimiento de grupos Colina por doquier, todos financiados con fondos del Estado.

Al estallar el escándalo por el aeropuerto de Chincheros, el Lagarto renunció a la cartera ministerial de transportes y comunicaciones, y pasó a gozar de un exilio dorado como embajador del Perú en el Canadá, gracias a los servicios del rey del lobismo, apoltronado en palacio de gobierno, el nunca bien ponderado PPK.

Mientras la alcoba presidencial de palacio crepitaba presa de los devaneos sentimentales con Richard Swing; la telaraña de la mentira extendía sus tentáculos en medio del frenesí de los acólitos, asalariados del Lagarto, quien, cual padre amoroso de sus pequeños retoños, los cubría de favores, prebendas y parabienes a cambio de su incondicionalidad y silencio.

Mientras de la manito confidenciaba en misteriosas reuniones secretas con Toñito Camayo, sobre las intimidades de los Cuellos Blancos del Puerto, hermanitos de César Hinostrosa y Robando Velásquez; inmaculado y en olor a santidad, el Lagarto ascendía a las alturas del Poder y tomaba las riendas presidenciales, relevando al más pernicioso lobista de la historia, PPK, defenestrado de palacio por la fuerza de las circunstancias.

Mientras al amparo de un secreto de Estado, nonc santo, el Lagarto, familiares y conocidos se inmunizaban contra el Covid 19, con la vacuna de Sinopharm; miles de médicos, enfermeras, bomberos y policías, en primera línea de combate, continuarían muriendo como moscas, en medio del festín de la especulación y la avaricia, encabezadas por las clínicas privadas, exigiendo luz verde para comercializar vacunas al estilo omeprazol.

Mientras, para las tribunas, luchaba contra la corrupción y los Cuellos Blancos de Hinostrosa y sus muchachos; el Lagarto sostenía reuniones ultra secretas con las fiscales Sandra Castro y Rocío Sánchez, encargadas de investigar a los implicados en esta red de corrupción judicial, escándalo que ha hecho caer en desgracia a estas magistradas.

Mientras en el circo congresal se han presentado, ya, una decena de acusaciones constitucionales contra el camaleónico Lagarto; éste, impertérrito, continúa en campaña electoral en pos de una curul en el próximo congreso para, desde allí, continuar metamorfoseándose en el laberinto de la mentira y el yo no fui.

Como no podía ser de otra manera, varios candidatos presidenciales se esfuerzan por mimetizarse tras sus propias mentiras, culpando al Lagarto de las mismas.

Después de todo, para eso sirven las campañas electorales.

¡Para mentir!


(Foto: El Búho)


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VISIÓN CIUDADANA

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