Por: Gretell Rebaza Araujo

A lo largo del tiempo se ha logrado importantes conquistas en cuanto a los derechos de las mujeres, gracias a las luchas de miles de mujeres valientes, que les permitió un cambio de roles y una repentina incursión a los espacios laboral y público, reservados para el hombre, que fueron la piedra angular de la emancipación y concientización de la mujer. Sin embargo, esto ha sido insuficiente y en pleno siglo XXI es lamentable y resulta hasta irracional, que a pesar de la activa lucha de las mujeres por la equidad de género, la mujer sigue siendo víctima de discriminación, de la violencia sexual, física, psicológica, de acoso, de la indiferencia, de la injusticia social que lesiona su dignidad y derechos como persona.

En una sociedad como la peruana, donde el sistema patriarcal machista impera, existen alarmantes cifras de violencia y desigualdad en contra de las mujeres; un país en donde cuatro de cada diez personas piensa que la mujer debe ser sumisa, donde uno de cada tres peruanos piensan que la mujer antes que nada debe cumplir con su rol de ama de casa, madre y esposa. No se puede ver un cambio en el problema de violencia contra la mujer, por el contrario seguimos teniendo cifras sin precedentes, según el CEM de enero a julio del 2021, se observó un incremento de 83,9 % en los casos de violencia contra las mujeres, a lo registrado en el mismo periodo del año anterior, en violencia sexual, del total de casos 94,3% corresponden a mujeres, igualmente se registró 374 casos de acoso sexual, 146 casos de feminicidios ,y 5000 están desaparecidas en el año 2021.

Por otro lado, la desigualdad laboral entre hombres y mujeres también se incrementó, durante la pandemia miles de mujeres dejaron su trabajo por estar en sus hogares y dedicarse más a los hijos y las labores del hogar. El 30% de las mujeres adultas no producen un ingreso personal; en el caso de los hombres son solo 10%, mientras la remuneración por el mismo tipo de trabajo las mujeres ganan 30% menos.

¿Qué está pasando?

No estamos respondiendo a la capacidad de cambio que necesitamos como sociedad. Partimos de una situación de desigualdad estructural propio del sistema patriarcal y machista imperante, que niega a las mujeres, el pleno ejercicios de sus derechos.

Es incuestionable el importante papel que juega la familia en la formación de todo ser humano. Como padres tenemos una gran influencia durante la crianza de los hijos. Los mensajes que les damos, las diferencias que hacemos entre niñas y niños Si tenemos padres machistas la formación que darán a sus hijos tendrán los mismos patrones. La familia debe ser valiente para denunciar todo lo detestable que se mantiene en la sociedad, la mayoría de casos de violencia contra las mujeres suceden en la propia familia, el mayor número de violaciones a menores de edad ocurren en el entorno familiar.

La violencia, expresada en cualquiera de sus formas, tiene consecuencias no sólo para el propio bienestar de la mujer, sino también para el de sus familias y comunidades, es decir, abarca consecuencias tanto en el plano de la salud física, psicológica y sexual como costos sociales y económicos.

No cabe duda de que el cambio tiene que ser estructural si lo que se quiere es corregir injusticias y acabar con la desigualdad, por ello, el Estado Peruano es el responsable de defender a sus ciudadanos, en este caso a las mujeres, cumpliendo su rol en sus funciones y competencias, para alcanzar el objetivo común. Sin embargo tenemos un Estado incapaz de protegerlas y sancionar a sus agresores, menos prevenir hechos que socaban sus derechos.

Se necesita un Estado que enfoque el problema de manera transversal que ponga énfasis en políticas públicas con enfoque de género como reformas en educación, justicia, economía, el aspecto laboral. Es urgente; en las instituciones públicas, en todas las áreas y en todos los niveles, para ello la gestión pública, debe ser eficiente y eficaz, a fin de contribuir a la igualdad entre hombres y mujeres, que respondan a los desafíos que implica se logren cambiar el estado de cosas existente, sin igualdad y justicia, el problema seguirá.

El dato más revelador del cambio experimentado en la situación de la mujer tiene que ver con la educación, es por ello imprescindible la tarea formativa con enfoque de género sea aplicada desde las escuelas a partir de la primera infancia, a fin de lograr un verdadero cambio de paradigmas, de romper con los estereotipos de género que tiene un efecto mucho más vulnerable en la mujer. La educación en enfoque de género, es un medio muy importante para luchar contra la violencia de género que tiene sus bases en creencias y estereotipos aprendidos, son las escuelas, los espacios donde nos socializamos y formamos como personas.

Aplicar el enfoque de género favorece a la interiorización de los preceptos de respeto y empatía en niñas y niños, contribuye también a formar seres humanos respetuosos de las diferencias, de las minorías y de las poblaciones más vulnerables. En ese entender, la escuela, mediante su rol socializador y formador, ayuda a erradicar las prácticas sexistas y discriminadoras que ubican a las mujeres en una posición de desventaja frente a los hombres.

Como sociedad nuestra tarea es erradicar el machismo imperante y constituir una sociedad sana, donde las libertades y derechos sean iguales para hombres y mujeres

Mujeres del Perú y del mundo, un fraternal abrazo en el DÌA DE LA MUJER.