Por: Gretell Rebaza Araujo.

El voto de confianza otorgado al Gabinete Torres, nos deja ver que fue un voto que encierra intereses particulares y políticos como evitar un eventual cierre del Congreso y por el lado del Ejecutivo ceder concesiones a cambio de sumar votos. Es decir ambos poderes Ejecutivo y Congreso sólo comparten intereses de supervivencia política. Sin embargo, la lucha política continúa, nuevamente el Congreso vuelve a la carga con las interpelaciones al Ministro de Salud y de Justicia; además de una nueva moción de vacancia contra el presidente Castillo.

El resultado bastante ajustado del voto de confianza, sería el preludio de que los “vacadores” puedan lograr los 52 votos que se necesitan para obligar a Castillo a ir al Congreso a responder sobre las imputaciones en su contra, lo que sería un triunfo para la ultraderecha; quiénes desde el primer día del Gobierno de Castillo; no han cesado en sus maniobras desestabilizadoras y golpistas, como el primer intento de vacancia que fracasó; como lo han sostenido seguirán intentándolo hasta lograrlo; no importa si la moción no configura una vacancia por incapacidad moral, porque los errores, desaciertos o presuntos hechos de corrupción en el entorno del presidente Castillo, no constituyen causal según lo normado, más aún el presidente tiene inmunidad frente a delitos comunes. Los “vacadores” lo saben pero oportunistamente aprovechan para contratacar, en un momento donde Castillo se encuentra debilitado por los hechos que ya conocemos, además porque un amplio sector de la población le ha quitado su confianza y respaldo.

Por el lado del Ejecutivo, el presidente Castillo ha optado por la supervivencia política al ceder costosas concesiones en términos políticos a un sector de la derecha, con el fin de sumar votos de Acción Popular, Podemos, Somos Perú y un sector de APP para no ser vacado. Además para contar con los votos del cerronismo, haberse subordinado a las presiones de Vladimir Cerrón, quién demuestra su poder imponiendo su “cuota” con ministros de su confianza con serios cuestionamientos. A pesar de ello, el presidente Castillo los mantiene en el cargo, como el caso del Ministro de Salud Condori; produciendo un mensaje contradictorio a la opinión mayoritaria de la población que pide su salida. Nadie niega el derecho que tiene Perú Libre de colocar sus “cuadros” en el gobierno, pero no a gente improvisada, sin formación técnica y lo que es peor cuestionada por hechos delictivos; lo que logran es petardear la gobernabilidad.

Esta situación advertida a partir de la composición del tercer gabinete Valer y confirmada con el gabinete Torres, ha significado en términos programáticos un viraje a la centroderecha por parte del Gobierno, modificando los objetivos y prioridades de las políticas de cambio prometidas, como renunciar al cambio de Constitución. El mensaje de investidura del premier Aníbal Torres, nos deja ver el abandono de las principales propuestas de cambio, al optar por el continuismo neoliberal, dejando de lado el Plan Bicentenario y aplicar un populismo clientelista.

El premier Torres, no mencionó nada sobre las reformas acerca de lucha contra la corrupción; una de las banderas enarbolada por Castillo, la cual hasta ahora no ha enfrentado, y guarda silencio una y otra vez sobre los presuntos actos de corrupción que involucran a su entorno. No se dijo nada de las reformas económicas para combatir los monopolios, la usura neoliberal, los impuestos a las sobreganancias mineras; como se va a concretizar la segunda reforma agraria con un ministro de agricultura que propone mayores exoneraciones para las grandes agroexportadoras, y se deja de lado la prioridad a la pequeña agricultura; como se va garantizar los derechos básicos de salud con un ministro con serios cuestionamientos en hechos de corrupción. En energía y minas no se dijo nada de la renegociación de los contratos lesivos para el país, el fortalecimiento de Petroperú, además se concilia con Repsol (responsable del gran desastre ambiental) con tibias multas y reparaciones, entre otros ejemplos. Menos las reformas de transporte etc.

Al parecer Castillo no ha entendido, o no quiere entender que para enfrentar el peligro de la derecha vacadora que cuestiona su continuidad, es fundamental conservar la confianza depositada por la población que lo eligió. Y eso pasa por cumplir con las promesas de cambio; dejar de lado ese camino significa perder en el plano social y político. Debe entender que la principal base política que sostiene a su gobierno es el consenso que existe en la población en la necesidad urgente que cumpla con los cambios prometidos para que el Estado pueda garantizar los derechos básicos de la población como salud, educación, alimentación e impulsar el desarrollo económico con justicia social, y la lucha contra la corrupción venga de donde venga.

Por otro lado, debemos rechazar y combatir las maniobras oportunistas del Congreso que busca la vacancia y/o la acusación constitucional, motivada por la revancha de quiénes perdieron las elecciones y por los intereses particulares y políticos de otros. No nos van engañar que lo hacen por “amor al país” y menos que están preocupados por moralizar la administración pública, cuándo quienes los lideran son corruptos de larga data. La derecha está incapacitada desde hace muchas décadas de ser ejemplo de moral y de aportar para el desarrollo y bien del país.

Rechazar los planes golpistas, no es una defensa de la persona del presidente y a su entorno sobre los hechos de corrupción que lo involucran, los mismos deben investigarse caiga quién caiga. Es en defensa de la democracia amenazada por la derecha golpista, por la gobernabilidad y en defensa del voto popular.

Se hace necesario en medio de esta crisis, en seguir abriendo camino para un proceso de cambio, con movilización nacional y eso pasa necesariamente por la unidad de la izquierda responsable y democrática para la construcción de consensos frente a los problemas del país y no en torno a intereses políticos particulares.