Por: Gretell Rebaza Araujo

El Día Mundial del Agua que se celebra cada 22 de marzo, nos debe servir para tomar conciencia sobre la relevancia del cuidado de este valioso e indispensable recurso natural para la vida y la salud. Actualmente existe mucha preocupación en todo el mundo, sobre lo que concierne a los recursos hídricos de todo el planeta, ya que en los últimos años se ha venido notando una disminución significativa de los mismos que puede llevar a una crisis mundial del agua. Reflexionemos sobre nuestro país.

El Perú es uno de los 20 países más ricos del mundo en agua, siendo el macizo andino la zona de mayor producción de agua que alberga una gran cantidad de fuentes o cursos de agua como son los ríos, lagos y lagunas etc Mientras en la costa peruana en donde se concentra el 70 % de la población, sólo cuenta con el 1.8% del total del agua que se produce. Sin embargo una gran parte de la población, especialmente de la ciudad, no tiene una idea clara de dónde viene el agua, ni de lo que cuesta producirla, limpiarla, tratarla y mantenerla, y hacen uso indebido y despilfarro de dicho recurso, además de contaminarla con residuos sólidos urbanos que arrojan.

La contaminación de nuestros recursos hídricos con aguas residuales tóxicas como producto de las actividades industriales y minero energéticas es otro de los problemas que vienen alterando el equilibrio natural de nuestras fuentes de agua, lo que justifica la lucha de los pueblos por la defensa de éste vital recurso natural, y por la conservación y el manejo eficiente del agua en beneficio de la población de la región, donde el saneamiento de las aguas es un verdadero lujo.

También hace falta crear conciencia, de la problemática que afrontan millones de peruanos que no tienen acceso en especial de dos servicios primordiales el suministro de agua potable y el acceso al saneamiento básico. Es inconcebible que alrededor del 22.7% de la población peruana es decir entre 7 a 8 millones de habitantes, según estadística 2020, consumen agua no potable, con los riesgos que ello puede ocasionar. La mayoría de esa población se encuentran en las ciudades de la sierra, la selva y en las zonas periféricas de las ciudades de la costa. La población que no cuenta con este servicio se surte de camiones cisternas, pozo, o agua de los ríos.

Por eso debemos demandar que se precise en nuestra Constitución, el reconocimiento del agua como un derecho humano y ecológico, que sea gestionado públicamente el acceso al agua para mantener la vida y la salud y para satisfacer las necesidades básicas, ya que no llega de forma segura a un gran número de personas en nuestro país, sobre todo a los más pobres.

Es importante buscar soluciones sostenibles para el acceso al agua potable y al saneamiento, debiendo superarse las desigualdades de los sistemas de distribución de agua para tratar de mejorar las condiciones de la población que tiene carencias fundamentales, sin los cuales es muy difícil que pueda haber una vida digna y plena.

Así como también si protegemos los recursos hídricos, seremos capaces de reducir los gases de efecto invernadero. Proteger y reestablecer todos los ecosistemas relacionados con el agua, incluyendo bosques, humedales, ríos, lagos, acuíferos y de los ecosistemas marinos.

Debemos fomentar una educativa y cultural conciencia y práctica ecologista.

Todos tenemos un papel en esta lucha, porque la ejecución de pequeñas acciones se traduce en grandes cambios.